Ayer, tuve la ocasión de ver esta película “Aquí y ahora” entre el humor y el drama, como la vida misma. A pesar de las malas críticas que obtuvo en su momento, a mí personalmente me parece un filme que hay que hacer con él una parada en la estación de “¿hacia dónde vamos?”, bajar de este tren que va a mil por hora, que no te deja ver el paisaje, y ponernos frente al espejo un rato y preguntar: ¿Este es el mundo que nos prometió nuestra existencia como seres humanos?

Aquí y ahora, podemos ser conscientes de nuestra respiración, sentir el latir de nuestro corazón y maravillarnos con los detalles que a menudo pasamos por alto.

A través de los dos personajes principales, podemos apreciar esa realidad que con la velocidad del tren del que acabas de apearte, nunca verás en otros estamentos impositivos de parte de infinidades de intereses de entidades variopintas, pero todas coinciden en desnaturalizar tu existencia y someterla a una dictadura que en muchos aspectos utiliza la tortura psicológica para desmontar tu voluntad y hacer de ti una pieza más en un ajedrez, que por mucho que te lo pinten de colores, no dejas de ser una figura sometida a un juego que sus reglas y sus jugadores hacen lo posible para que sigas en el juego.

Ya que estamos hablando de una película, este arte que pretende que veas las realidades a través de distintos cristales, últimamente solo nos está sirviendo un solo cristal, donde vemos por él: violencia, malicia, manipulación… etc. al servicio de la ambición de unos seres. Una cualidad de doble filo en nosotros, necesaria para ir avanzando, pero también es destructiva. Es la que hace que la humanidad construya y al mismo tiempo destruya, solo hay que leer la historia, o sin ir más lejos, mirar a nuestro mundo actual.

Esa violencia se ha instalado en el séptimo arte dejando de lado la visión de otras realidades, que tienen mucho que ver con nuestra razón de existir, donde el amor respira con cada instante de nuestra vida. Ahí donde esa maravilla de conjuntos de sentimientos nos hace grandes, poniendo a nuestras ambiciones al servicio de la humanidad. Una de las críticas de esta película “Aquí y ahora” la califica de empalagosa. Pues bienvenida sea frente a tanta violencia gratuita.

Tanta manipulación en los mensajes que recibimos, que en la película acabas esperando un final carnal en la amistad entre el abuelo y la joven. Pero no, no sucede y deja bien claro que el amor en la amistad es muy afectuoso y fuerte, frente a lo carnal que al fin y al cabo no deja de ser un aspecto material, aunque lo culmine un amor.

Bueno, yo y en contra de lo que quieren los manipuladores o ese jefe invisible de ellos, instalado vete tú a saber si en una jaula de cristal de alguna torre o en un bunker de mil puertas, quieran que seamos según sus planes, yo me rebelo y me declaro amante de mis principios humanos, Aquí y ahora.