“Esto no es una sandía”.
Estas rodajas son abanicos en las manos de los silenciados.
Corteza verde, franjas y pepitas negras,
blanco rodeando el suculento tesoro rojo…,
pero no es una sandía.

Son colores libertarios.
Es Dios y su creatividad proletaria haciendo travesuras
dando lo mejor a los que menos tienen por puro amor.

Una diminuta semilla convertida en la alegría de la huerta:
Yo-niño, entre los surcos, abrazando las sandías
que mi padre cuidaba con tanto esmero. Alegría inocente.

Personas manifestándose felices con rodajas de sandía en alto,
estatuas de la libertad de bajo presupuesto.

¿Desde cuándo una sandía es un manifiesto revolucionario?
Verde, negro, blanco y rojo, banderas al viento…
Dulces mensajes de paz.

28 de agosto


Autor:

Armando Lozano Hernández Militante por la paz

Estudió en Universitat Autònoma de Barcelona

Director de Espacio Ronda en Madrid