O eres de mi clan o estás en contra mía, es el eslogan que está enarbolando las tendencias que se imponen en un mundo cada día más polarizado; enterrando la moderación y el entendimiento político y social. Entidades políticas occidentales tachando de integristas a grupos del mundo, hoy, se ponen en la misma balanza para equipararse con estos grupos.

El terrorismo sociocultural y político que se ejerce, no es menos dañino que el violento, ya que afianza las diferencias y el alejamiento entre las comunidades sociales, sean nacionales o extranjeras, incluso para las relaciones internacionales tal y como estamos viendo en las guerras actuales y la carrera armamentística.

Nada puede ser beneficioso, si prospera la polarización en las sociedades o que las alianzas internacionales sean el eje que divide el mundo, el resultado es evidente donde la historia nos lo comenta con mayúsculas.

Los prejuicios que manan principalmente desde la ignorancia, son basto de rica cosecha para el sionismo, que hoy sus tentáculos llegan y no solo a tocar a instituciones oficiales y sociales sino también a abrazarlas, donde las pone a su servicio colonialista con el ojo puesto en sus objetivos de supremacía, que al final estas instituciones serán víctimas de este objetivo.

El racismo es un mal que a lo largo de la historia ha generado conflictos y desgracias, no solo para a quien se le discrimina, sino también al mismo racista; ya que ninguna vida en permanente odio trae paz. Tal vez la palabra paz le es ajena por su carácter rencoroso o por tanta ignorancia de lo que significa dicha palabra y sus consecuencias de prosperidad. Puede que piense que está en una racha de obtener beneficios de dicha conducta, pero ignora que el fuego no conoce fronteras y acabará también devorando su guarida, en la historia hay muchos ejemplos.