
8/03/2021 – 12:23 pm EL FARADIO por Alicia Alonso Merino, abogada y activista. Investigadora del Observatorio de Violencia Institucional en Chile-OVIC www.ovic.cl Especialista en sistema penitenciario, género y derechos humanos. Tiempo de lectura: 8 min
Todos los años, en torno al 8 de marzo, algunas feministas recordamos en nuestras reivindicaciones de calle que “no estamos todas, faltan las presas”. Otro año más, es importante denunciar las condiciones en las que se encuentran las presas políticas palestinas y cómo el estado de Israel viola de forma sistemática los estándares internacionales de derechos humanos en la materia.
El 21 de diciembre del 2010 se aprobó por la Asamblea General de las Naciones Unidas las “Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de las reclusas y medidas no privativas de la libertad para las mujeres delincuentes” , conocidas como “Reglas de Bangkok”, que son complementarias a las Reglas Mínimas para el tratamiento de los reclusos, conocidas como Reglas Mandela. Hoy en día estos principios y prácticas son reconocidos internacionalmente como idóneos en lo que respecta al tratamiento de las personas privadas de libertad y la administración penitenciaria.
El objetivo de las Reglas de Bangkok (RB en el resto del texto) es reconocer la afectación especifica de la experiencia carcelaria de las mujeres privadas de libertad y la atención especializada. Con el paso de los años se han convertido en estándares reconocidos por los distintos órganos de protección de los derechos humanos con respecto a estas.
El estado de Israel, sistemático violador de los derechos humanos de la población palestina, e incumplidor permanente de los pocos tratados de derechos humanos que ha firmado, mantiene a las presas políticas palestinas en condiciones deshumanas y degradantes, cuando no bajo tortura, en incumplimiento de los estándares en la materia.
Desde el comienzo de la ocupación, en 1967, más de 10.000 mujeres palestinas han sido arrestadas y detenidas por las fuerzas de ocupación israelíes. En la actualidad, hay mujeres encarceladas tanto en detenciones administrativas, prisiones preventivas o cumpliendo condenas. Son estudiantes, trabajadoras, amas de casa, activistas, políticas, de todas las edades y condición. Algunas las conocemos más por su relevancia política como la ex miembro del Consejo Legislativo Palestino, Khalida Jarrar o la integrante de la Secretaría General de la Unión General de Mujeres Palestinas, Khitam Saafin. Otras lo son menos, pero todas tienen en común que son presas políticas que sufren al extremo el poder punitivo patriarcal que supone el colonialismo sionista.
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Abogada española de la Universidad de Salamanca, residente en Chile desde hace casi cuatro años. Ha cursado master y especializaciones en derechos humanos, migración e igualdad de oportunidades, por diversas universidades españolas.
Fundadora del Observatorio para la defensa de los derechos y libertades (Oteando), perteneciente a la Coordinadora para la Denuncia y Prevención de la Tortura en España. Desde el año 2007 realiza acompañamiento socio-jurídico a mujeres privadas de libertad, con distintas organizaciones feministas (Foro Feminista y ASIES). Ha participado en la II Caravana de Juristas a Colombia «Sin defensores no hay justicia» y visitado cárceles en Colombia, Chile, España y México.
En Chile se diplomó en Estudios de Género por la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Ha sido directora de la ONG Leasur y del equipo territorial del CPF de Santiago y participado en el Mecanismo de prevención de la Tortura de la Sociedad Civil. En la actualidad es investigadora del Observatorio Chileno de Violencia Institucional –OCVI y alumna del programa regular de Doctorado en la Facultad de Derecho de Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina.
Da conferencias y escribe artículos en periódicos y revistas especializadas sobre las discriminaciones de género en las cárceles de mujeres. Co-autora del libro «Renta básica de las iguales y feminismos», editado en España.