Allí donde me llaman para hablar de paz, de convivencia, de humanidad, en definitiva, de interculturalidad, allí estoy. Es de imperativo moral llevar la voz de la interculturalidad a todas partes y para todas las personas de cualquier condición social, étnica, religiosa… Allí donde me invitan para expresar la necesidad de tomar la interculturalidad como el camino hacia la paz, acudo con mucho gusto. En este caso fui invitado por el Club Rotary de Serrano – Madrid el lunes 22 de noviembre 2021, y cumplí con mi propósito de alzar la voz de la paz entre la familia humana.

Mi ponencia ante miembros del club:

السلام عليكم

La paz sea con ustedes

Este saludo de los árabes y musulmanes, nos sitúa en la intención de ofrecer la paz a todas las personas, sean de donde sean, tengan la religión que tengan, algo así como alfombra roja para que todas las personas circulen sobre ella, marcando una línea firme frente a la violencia.

Me imagino a esta alfombra, extendida sobre un puente donde la ida y venida de los humanos, transcurre en todas las direcciones. Nada nos puede impedir transitar sobre este puente, si nuestro sentimiento humano aflora en los horizontes de nuestras vidas.

TERRA DE SOMNIS II: MUHYÍ AL-DIN IBN AL-ARABÍ: EL MENSAJERO DE LA UNIDAD /2

El filósofo sufí andalusí, nacido en Murcia Ibn Arabi, reflexionó sobre las relaciones humanas y dijo algo que nos sirve para conocernos y entendernos, dijo: “Hubo un tiempo, en el que rechazaba a mi prójimo si su fe no era la mía. Ahora mi corazón es capaz de adoptar todas las formas: es un prado para las gacelas y un claustro para los monjes cristianos, templo para los ídolos y la Kaaba para los peregrinos, es recipiente para las tablas de la Torá y los versos del Corán. Porque mi religión es el amor. Da igual, a dónde vaya la caravana del amor, su camino es la senda de mi fe.”

Con esta reflexión podemos darnos la mano y sentir el amor hacia la otra persona, para esto habría que recurrir a una fórmula muy sencilla, una ecuación (conocimiento + acercamiento = Interculturalidad). Así que la base de esta fórmula es conocer al otro, algo que siempre hacemos a lo largo de nuestra vida.

Desde el primer momento de nuestra concepción, dependemos de una persona, nuestra madre y, al nacer experimentamos esta dependencia con el intercambio de afectos y servicios. Es la genética, es algo a lo que no podemos renunciar. La pandemia del Covid-19, nos enseñó cuánta necesidad tenemos de tener contacto entre nosotros. Yo personalmente tuve un estado de ansiedad para abrazar, saludar; dando la mano o abrazos. Esta es nuestra condición humana: los lazos con los demás.

Gacelas en las praderas imagen de archivo. Imagen de claxon - 197225809

Volviendo a la reflexión de Ibn Arabi, fíjense que hizo referencia al corazón como elemento de sentir y no se refirió a la mente, puede parecer raro, cuando en realidad el equilibrio entre el corazón y la mente es lo más adecuado para las relaciones humanas, pero yo creo que, al situar el corazón en el centro, quiso darnos a entender, que sin empatía no podemos avanzar hacia este equilibrio. Tampoco se olvidó de la naturaleza al poner al animal y a la tierra en primer lugar de sentimiento, expresando la conexión con nuestro entorno.

El conocimiento, como elemento de acercamiento a las personas y sus culturas. ¿Por qué lo es? Sencillamente porque nos quita el miedo al otro, desconociendo algo, siempre nos invade la preocupación y la cautela. Un ejemplo; cuando vamos a un sitio que no conocemos andamos con mil ojos, pero si es conocido vamos a ciegas.

Al sentirnos cercanos, aumenta en nosotros la seguridad y, además, si nos abrimos a otras culturas, esa alfombra roja que cubre el puente hacia la paz entre la familia humana, empieza a ser voladora y por lo tanto nos llena la vida de aventuras. ¡No está mal! vernos como Aladino de vez en cuando.

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Hablando de aventuras, me gustaría contarles que, al haber nacido en una ciudad grecorromana, Ammán, que se llamó en esa época Filadelfia, de pequeño, aparte de leer las aventuras de “Las mil y una noches”, en la biblioteca municipal cerca de mi casa y justo al lado del anfiteatro romano, también veía películas de romanos, algo que hacia volar mi imaginación y utilizar junto a mis amigos el anfiteatro como escenario para reproducir las escenas de las películas, ¡Nos fascinaba!

Mi casa estaba a trescientos metros del anfiteatro romano y a otros doscientos de la fuente de las Ninfas, también a su espalda estaba el monte de alqala fortaleza (Alcalá) con el templo de Hércules. Y tan solo a 45 km. está la ciudad romana Jerasha, que íbamos allí de excursiones escolares. Como ven, sumergirme en la cultura grecorromana no era para mi muy difícil, todo lo contrario, y les confieso que estaba ansioso de pasar la etapa básica escolar, para empezar a estudiar la historia de Europa antigua y medieval.

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Me considero afortunado de haber nacido en ese entorno y de haber experimentado cuanta ternura tienen las piedras, por llevar consigo historias humanas. A pesar de mi corta edad sabía, que esas piedras no las han tallado la gente de mi alrededor, algo que me conectaba con la gente que sí las tallaron.

En mi primera visita a Segovia, lo primero que hice es poner mi mano en las piedras del acueducto romano, sentía la necesidad de conectarme con una civilización que sus puentes culturales en todas las orillas del Mediterráneo, hicieron que ese mar hoy se le pueda llamar Calle de Agua, una expresión que escuché últimamente y me llevó a pensar en nuestra razón de cercanía a través del intercambio cultural, que aquí en nuestra querida España, bien que lo conocemos a través de la civilización arabo-islámica-andalusí.                       

Desde la labor que desarrollamos en el Círculo Intercultural Hispano Árabe (CIHAR), nos ponemos al servicio del conocimiento para lograr alcanzar la interculturalidad, un objetivo esencial en nuestras actividades.                  

Solo me queda decirles que cada paso que demos en este puente hacia la paz, es porque la interculturalidad ha estado presente en nuestros actos.

Muchas gracias por escucharme y mi agradecimiento al Club Rotary de Serrano por invitarme y en especial al amigo Don Miguel Ángel Taús.

Abdo Tounsi