Los Chicos de Gaza no juegan al fútbol
Carlos Tobal
Escritor argentino, abogado del equipo de Lesa Humanidad de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos. Miembro de la Asociación Americana de Juristas. Novelista: “Morir en París”.
Ese día, la sombra del unicornio se dibujó sobre
la arena y no era el brazo del jinete de bronce que
indicaba el camino para huir del peligro.
No. El mismo niño yacía ajeno de sí: la nariz
fundida en la arena; el cuerpito estrujado contra
la tapa del suelo, su tiempo extinto de futuro.
El muchacho que cargaba al otro, más grande, le
escrutaba la cara, los gestos se le habían fijado
en el instante previo a la muerte, ya no en el piso
sino en la foto, sobre el rugoso gris de la playa.
La sucia arena potrero de pobres. Carpas recogidas: el toldo
sordo al aullido del viento. Un quieto paisaje de cementerio
playero se llenó de lúgubre fama. Los televisores mostraron
el juego flacucho de los pibes detrás de la pelota. Luego:
ellos mismos escapando a los tiros y el humo irónico de los
cañones en el mar: la figura inocente de dos plomizos navíos.
Los chicos de Gaza no juegan al fútbol