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Víctimas en el mundo del terror con precio distinto

Enviada por el autor a TunSol *Ramón Pedregal Casanova.

clip_image006* Ramón Pedregal Casanova es autor de “Dietario de crisis”, lo encuentras en Libros libres, de rebelion.org; y es autor de “Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios”, edita Fundación Domingo Malagón. es autor de “Gaza 51 días”.     

 

Me ha conmocionado el dolor en las calles de París, porque no se había pasado la resaca del dolor de Beirut en el campo de refugiados Burch al Barachne.

 

Llevo casi un mes contando víctimas inocentes que caen a tiros en Cisjordania y Gaza. Casi alcanzo la ansiedad patológica de vivir teniendo ante mis ojos, en la prensa de todo el mundo, muertos inocentes esparcidos por Gaza, Iraq, Yemen, Libia, Afganistan… Antes de tomar la decisión de ir a un psiquiatra todo eso me hizo pensar en por qué ocurren si los enemigos de la humanidad han desmontado los sistemas comunistas, sociales, económicos y militares que tenían enfrente y son casi un recuerdo.

Después de haberle contado al psiquiatra, él no me habló de la patología sino de que todo era política e historia. Yo lo sabía, pero me quedé escuchando y esperando que me diese una pastilla para calmar mi ansiedad ante tantos y tantos crímenes en el pasado como en el presente.

Salí de la consulta pensando en la verdad que me había dicho el psiquiatra de que detrás de todo esto se encuentra la caída del gran capital financiero (EEUU-Europa Occidental) y que todo comenzó el 11 de Septiembre, fecha en la que el mundo tomó un giro hacia nuevos proyectos militares encubiertos con la religión: Afganistán, Iraq, Libia, el desmembramiento de Siria, la cobertura a Israel. La explicación me ha calmado y me ha hecho reflexionar sobre la crisis provocada, en los mismos de siempre, en el poder imperial, que desde el 11 de Septiembre hasta hoy hace una política tan sucia que crea malvados a los que arma, los prepara y dos días después, cuando éstos golpean en lo físico, en la moral, en el bienestar, nos unimos todos vestidos de luto con ramos de flores, con caras serias, reclamando venganza y cierres a cal y canto.

Mi psiquiatra afirma que este juego tiene nombres y apellidos y un padrino, que esos son los que ponen un cuartel donde entrenarles, una bolsa económica para mantenerles, almacenes de armas y mapas marcados para que vean donde tienen que actuar, que son precisamente lugares de interés estratégico para el imperio. Y afirma también mi tesis sobre cómo muchos presidentes y líderes mundiales buscan el mantenimiento de sus intereses en intervenciones en la ONU y en conferencias internacionales, un ejemplo de lo que digo es la advertencia del presidente Putin sobre la paz y la guerra en éste siglo, lo explicó el 22 de Octubre en la ciudad de Suchi durante la Cumbre de Seguridad, dijo que aunque se acabó la guerra fría y el debate ideológico, las pugnas geoestratégicas no se han acabado, y sigue el doble rasero por parte de EEUU en lo económico, en lo militar y en lo social, y que el terrorismo creado por Occidente y EEUU no sólo va a golpear en Oriente sino que va a alcanzar a Europa.

Yo pienso que las lágrimas de Hollande no deben convencer mucho a los franceses sensatos, pues para llevar la calma y tranquilidad a las calles de París no se puede ser padrino y partícipe de injusticias extraterritoriales, y luego esperar que a cambio que no le pase a uno nada.

Recuerdo una de las cosas que me dijo el psiquiatra, en el ring los boxeadores deben darse tortas uno a otro para que la pelea parezca verdadera y genere expectación para otros encuentros pugilísticos. Creo que el ciudadano de a pie debe rascarse la cabeza, el ciudadano que hoy está encogido tanto por el dolor que sufre el pueblo de Palestina, como por el dolor del pueblo sirio, o los millones de muertos en Iraq, Yemen, Libia, los de Francia y los del campo de refugiados de Burch al Barachne, de Beirut, 47 asesinados y cientos de heridos en atentados un día antes que el de París y que sin embargo se les nombra tan poco, creo que ese ciudadano, nosotros, debe, debemos exigir a los gobiernos que paren o dejen de meterse en guerras absurdas porque otro mundo es posible, y es posible si todos los ciudadanos les exigimos responsabilidades. La sangre que causan a los ajenos nos trae sangre a casa, así me lo ha dicho el psiquiatra.