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La normalización del HIYAB

Se hablaba de choques de civilizaciones, pero y como siempre lo que hay y hubo, son choques de conceptos prefabricados a medida de las sociedades, poniendo en valor unos y descalificando otros. Es la historia del ser humano, lo mío, lo mío y más de lo mío, ignorando lo de los demás.

Desde hace una década las musulmanas que llevaban el hiyab , fueron sometidas a una persecución por muchos sectores en la Europa de las libertades, sobre todo en la tierra de la “Libertad, Fraternidad e Igualdad”, que llegó a las escuelas, a las empresas y a las instituciones gubernamentales, y sobre todo y la más contradictoria, era la guerra sin cuartel contra esa prenda que agrupaciones y personas del feminismo, creyendo en la defensa de las libertades de la mujer musulmana, cometían el pecado más atroz contra su pensamiento, precisamente la libertad, negando a las musulmanas el derecho a elegir, con la excusa de que son sometidas al poder patriarcal.

Fue una década muy complicada para muchas mujeres y chicas jóvenes musulmanas, algunas fueron expulsadas de colegios, de trabajos y despojadas en público de su hiyab: en los transportes públicos, calles… etc. Pero los que cometían estas agresiones contra las libertades, tuvieron de frente a unas mujeres musulmanas muy valientes, con una reacción muy lógica del ser humano, si me atacas en lo mío, pues me hago con más de lo mío, acción reacción.

Poco a poco ellas han ido ganando las batallas, con su firmeza y con un mensaje claro de que tienen derecho a elegir, un concepto “occidental” que se ampara en la libertad. De esta firmeza en defensa de sus derechos, basada en muchos casos, de una educación adquirida en Occidente, hicieron frente a la frase que más se repetía por parte de sus “opresores” diciendo: “Es que les obligan a llevarlo”. La presencia de estas mujeres musulmanas con el hiyab, en puestos relevantes en las sociedades, mostrando que este trozo de tela no les impide ser mujeres líderes o desempeñar trabajos de alto nivel como por ejemplo ser científica en la Nasa, pilotar un avión, tener altos estudios, ser una destacada esgrimista o ganar el premio más importante en matemáticas, superando a miles de chicas y chicos del mundo, como es el caso de una joven palestina con hiyab.

No quiero alargarme en la exposición de lo que sufrieron las musulmanas con el hiyab, ni lo que los hombres musulmanes padecimos al señalarnos de machistas, aunque lo repetimos una y mil veces que en nuestras familias, hay mujeres que lo llevan y otras no, yo mismo tuve que poner varias veces fotos de mis hermanas y mis sobrinas, para demostrar esta libertad de elegir, con la clara indicación que viven en un país árabe. Pues bien, lo que me empujó a escribir este artículo y como defensor de los DDHH, es porque no pude retener los recuerdos de esa década, viendo ayer la noticia del cómo al final, el mundo mal llamado “Occidental”, se retrata en sus contradicciones y cómo al final sale don Dinero a lucir sus galas, para deslumbrar a todos sin excepción, poniendo a la venta su Barbie con hiyab. Antes ya lo hicieron firmas de moda de gran renombre en este mundo de contradicciones como la marca Dolce & Gabbana También Modelos con hiyab desfilan por 1° vez en la Semana de la Moda de NYy muchas más firmas y pasarelas se suman a esta tendencia.  

Ahora la pregunta es: ¿Qué dirán esas profesoras y profesores de un colegio de la comunidad de Madrid, que llevaron al máximo su fanatismo o su xenofobia o islamofobia al grado más alto, expulsando del centro escolar hace unos años a una muchacha que cursaba secundaria?. La muchacha firme en su decisión de llevar el hiyab, les plantó cara y hoy puede darles en sus narices con la puerta de una realidad, que será la losa que les aplaste su fanatismo.

Reflexionar nunca ha sido compañero de los fanáticos, pero gracias a la condición humana, por bien o por mal, nada es oculto a ojos del tiempo

Abdo Tounsi

15 de noviembre 2017